martes, 20 de agosto de 2013

JABÓN DE AVENA "AÑOSO" Y LAS APARIENCIAS ENGAÑAN



Este jabón lo elaboré hace un año y medio y no me gustó su aspecto.

Había añadido a la fórmula una pequeña cantidad de aceite de palma sin refinar, el cual le confirió un color amarillento que no me parecía el más adecuado para un jabón de avena, así que el pobre se quedó olvidado en un armario, ni siquiera me molesté en cortar la barra en pastillas.

Pobrecito, lo juzgué antes de probarlo y ni siquiera le di una oportunidad.

El otro día, cansada de verlo en el armario pensé en darle una nueva vida. Muchas veces aprovecho recortes de jabón, o jabones que han quedado estéticamente incorrectos para hacer jabón líquido que tengo para lavarme las manos en la cocina o para incorporarlos dentro de otros jabones como inclusiones decorativas. Pero... buff... ¿una barra entera? 

A pesar de tener un alto sobreengrasado y haber transcurrido tanto tiempo no parecía haberse estropeado lo más mínimo, así que corté una pastilla pequeña para probar, más como experimento que como otra cosa y... voilà! ¡qué maravilla! ¡qué suavidad! ¡qué cremosidad! Ahora es mi compañero en la ducha diaria, le he pedido perdón por tamaño abandono y nos hemos reconciliado. 

Además, con el larguísimo tiempo de curado se ha convertido en un jabón muy duradero. Los copos de avena semi enteros también se han endurecido muchísimo y no se desprenden con facilidad, así que encima proporciona un agradable y estimulante masaje.

No tiene aroma, es cierto, ya lo elaboré así pensando en las pieles más delicadas, pero ni falta que le hace.